No podemos negar que los smartwatches son un producto atractivo que cada vez más empresas deciden fabricar. Y, aunque muchos todavía no se deciden por su compra debido a los altos precios, los relojes inteligentes están convirtiendo rápidamente en el accesorio de moda tanto para los fabricantes y como los consumidores.
En la actualidad cada vez más empresas se apuntan al reto de diseñar y comercializar su propio smartwatch; como Sony con su SmartWatch 3 SWR50, un reloj que monitoriza nuestra actividad física gracias a Lifelog, o el Huawei Watch, que posee la cualidad de funcionar a distancia de nuestro móvil gracias a su conectividad wifi.
Salvo raras excepciones como el Pebble Original, cuya pantalla e-ink permite que la batería dure hasta 7 días, la mayor parte de los modelos de smartwatch han de ser cargados casi todos los días. Algunos por su parte, como el Pebble Time Round, pueden realizar la carga en apenas 15 minutos, y es que los fabricantes hacen todo lo que pueden para colocar a su smartwatch en los primeros puestos de venta.
Esto se debe principalmente a que en cuanto a funcionamiento todos son muy similares: conectados a tu smartphone complementan a este como si de una segunda pantalla se tratara. La mayoría, además, posee las mismas funcionalidades: hora, notificaciones de mensajes, diferentes diseños para la esfera y control de la lista de reproducción musical.
Los más avanzados además te toman el pulso, cuentan las calorías consumidas y envían todos estos datos a la nube para que puedas consultarlos desde el móvil. Ya no es necesario sacar tantas veces el smartphone del bolsillo: te suena un mensaje, lo lees y si no es prioritario esperas a responderlo más tarde.
En general un smartwatch es un dispositivo muy atractivo, pero cuya funcionalidad queda muy relegada a la de nuestro smartphone. Además, salvo contadas excepciones, las funcionalidades de todos ellos son muy similares, por lo que a la hora de la decisión de compra el diseño puede adquirir un papel muy importante.
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